El Huerto del Rey Moro es, desde 2004, el mayor espacio público del Casco Histórico de Sevilla no urbanizado ni mercantilizado. Un espacio verde autogestionado por y para el disfrute y el esparcimiento de los vecinos y vecinas del barrio, donde la agricultura urbana actúa como elemento aglutinante de personas, ideas, aprendizajes y convivencia.
Este solar es parte del terreno en el que se estableció el huerto de la Casa del Rey Moro, una construcción doméstica de fines del siglo XV y principios del siglo XVI. La tipología constructiva de la casa pertenece a un momento en que coinciden el gótico final y los inicios del renacimiento con una fuerte tradición islámica. El huerto, ubicado en las espaldas de la vivienda y con una superficie de unos 5.000 metros cuadrados aproximados, es hoy un enorme espacio abierto que conserva la misma funcionalidad histórica de zona verde y de explotación de la tierra. Un solar en el que, a travás de la arqueología, ha quedado constatado su relación con la horticultura periurbana y urbana desde el siglo XI hasta el siglo XVII.
Abandonadas durante los últimos siglos, casa y huerta se transformaron de acuerdo a las necesidades del vecindario. La primera se transforma en casa de vecinos y la segunda en lugar de abastecimiento de distintos productos hortofrutícolas -higos, moras, nísperos, limones, naranjas-, para los vecinos que cultivaron la huerta en ápocas de necesidad. Como solución a la degradación patente, y como medida de protección patrimonial, en 1985 se declara La Casa del Rey Moro como Bien de Interás Cultural (BIC), bajo la categoría de Monumento, y se define, además un entorno o espacio que gozaría de la misma protección que el inmueble, ya que cualquier alteración en ál afectaría directamente a los valores propios del bien. Esta zona de reserva patrimonial comprende en extensión el Huerto del Rey Moro, el cual no puede ser entendido sin la casa, y la casa no puede ser explicada sin el Huerto.
La realidad urbanística establecida en Plan General de Ordenación Urbana de 1987, íntegramente heredada por el PGOU de 2006 (ARI-DC 05 Huerta del Rey Moro), perseguía una rentabilidad político-económica con la promoción de viviendas públicas y la privatización de la huerta como jardín semiprivado, no respetando las determinaciones tanto del Plan Especial del Casco Histórico, como de la declaración de la Casa del Rey Moro como Bien de interés Cultural con categoría de Monumento, protección a la que quedó igualmente adscrita el huerto en calidad de entorno protegido. A pesar de esta específica protección las condiciones particulares de la unidad de ejecución UE-2 Huerta del Rey Moro, que determina el Plan Especial del Casco Histórico, Sector 3 Santa Paula-Santa Lucía, contempla la construcción de viviendas en este vestigio incomparable del urbanismo sevillano. Inmersa en esta vorágine, la Asociación de Amigos de la Huerta del Rey Moro La Noria decidió pasar a la acción oponiéndose formalmente a los intereses económicos que parecían prevalecer y, en febrero de 2004, inauguraron la ocupación del espacio para uso y disfrute del vecindario. Así los vecinos, en pro de su conservación y con una organización autogestionada, instalaron huertos colectivos con materiales reciclados. Desde entonces diversos colectivos los han mantenido.
En 2008 se llevó a cabo una intervención arqueológica de carácter preventiva, realizada por los arqueólogos D. Juan Luis Castro Fernández y D. Daniel Barragán Mallofret, cuyos resultados, tanto en la intervención como en la prospección geofísica, sacaron a la luz el potencial científico de los elementos arqueológicos documentados y detectados. La mayoría de las estructuras localizadas tienen una funcionalidad hidráulica y están sin duda relacionadas con el carácter hortofrutícola del espacio a lo largo de la historia. El estudio de los mismos de una manera profunda y sistemática aportaría, sin duda, información muy útil que nos permitiría profundizar en el conocimiento histórico de este sector de la ciudad, así como su puesta en valor orientado al disfrute de los usuarios y vecinos del Huerto del Rey Moro.
El potencial de la Huerta del Rey Moro como espacio lúdico y de encuentro se revela como inmanente al mismo sin la necesidad de la clásica urbanización del espacio para su correcto uso que impone el urbanismo de autocad y catálogo. Diferentes espacios verdes permiten albergar el reposo y el ocio entorno a actividades medioambientales, comidas populares, un cine de verano, jornadas infantiles de juegos, actuaciones musicales, teatrales, títeres, talleres de pintura y muchas otras propuestas que se dinamizan y trabajan por la plataforma La Noria .
Desde aquí reivindicamos la necesidad de una actuación en pro de la concienciación y sensibilización sobre los valores históricos del bien. Se ha podido observar actualmente una pérdida del interés patrimonial en usuarios y vecinos, relegando a un segundo plano el significado histórico del enclave. Se hace por lo tanto necesario y primordial la potenciación de estos valores, que son intrínsecos al bien, y que tienen el riesgo de caer en el olvido definitivo. El huerto es el fruto de un devenir histórico fuertemente marcado por su herencia hortofrutícola, y cuya transmisión pretende proporcionar su conocimiento y disfrute. Entendemos la Huerta del Rey Moro como un organismo dinámico que ha sido capaz de superar el concepto de objeto, evolucionando hacia un sentido de conjunto de bien natural, social e inmaterial, generador de calidad de vida, beneficios sociales y culturales. Estos son su abanderados, su motor de desarrollo, su principio y su fin. La planificación de un proyecto de sensibilización patrimonial tendría como objeto último trasladar de nuevo a los usuarios el significado del espacio, satisfaciendo las necesidades y carencias existentes, lo cual implicaría, además, una protección del recurso y el mantenimiento de su buen uso.