Hace unos 5 años más o menos, Marta vio como arrancaban de un jardín donde ella trabajaba un rosal. Lo tomó del suelo, le hizo una poda y lo llevó a casa.
El fin de semana siguiente fue a la asamblea, en ella comentó que le gustaría traer el rosal al huerto. En esa asamblea le propusimos que lo plantara en el bancal comunal, en una jornada de trabajo conjunta. El sábado junto después de la asamblea, lo plantamos.
Con el tiempo, ese rosal se ha vuelto una preciosidad. Se encuentra en la zona del pasillo central, junto al árbol de morera que hay casi en medio de los bancales comunales. Este año no ha parado de dar flores.
Marta ya no viene al comunal porque está ocupada con su crío, aunque pasa mucho por el huerto con él, que aprovecha para jugar.
Cuando veáis el rosal ya conocéis un poco de su historia.